domingo, 29 de diciembre de 2013

Día 5 - ¿Amor?

En mis años de vida, que no son muchos pero tampoco pocos, sólo he tenido una novia. Era muy joven, 13 años, y no me interesaba tenerla. De hecho pasaba de ella. Ahora mismo no ando buscando novia o novio, pero me gustaría encontrar a alguien porque a veces la soledad me hace sentir mal.

Desde que acepté que también me gustaban cierto tipo de hombres, he frecuentado redes sociales gays donde he conocido, para mi mala suerte, chicos muy simpáticos con quienes podría tener algo. Digo mala suerte porque los que realmente me gustan viven muy lejos de donde yo vivo.

Además de redes sociales, también he paseado por lugares donde hay gays buscando aventuras de una noche, pero la cosa es que yo no busco aventuras de una noche, aunque tampoco una relación seria. Busco un amante que me acompañe en los momentos de soledad, pero también con libertad. Sí... sólo follar.

Día 4 / Noche - ¿A quién quiero?

Estoy sentado en el sillón viendo la televisión, mientras ella consulta su móvil en el sofá. Hay silencio. Nadie dice nada.
-Ahora vengo -Lo dijo mientras se ponía en píe con una mirada puesta en mí y una sonrisa.
Empezó a caminar por el pasillo hacía su habitación con un andar algo coqueto -Buen culo, pensaba mientras la seguía con la mirada-. Se detuvo unos instantes en la puerta de su habitación y me miró con una sonrisa que apenas y se notaba mientras entraba -Entraré... a su habitación... y en ella.
Ya se habían organizado muchas otras quedadas de esta red social en otras partes del mundo, y ahora era el momento de la ciudad en la que vivo. Sólo somos tres usuarios los que quedaremos. Yo soy el menor, y por lo que yo sé, las otras dos usuarias son mucho más mayores que yo.

Estaba nublado pero tenía calor, y parecía que iba a llover, por suerte habíamos quedado en un restaurante por el centro de la ciudad. Cuando llegué las vi sentadas, las saludé y me incorporé. Era la primera vez que las veía y, de las dos, ella fue la que destacó. No se callaba nada, decía lo que pensaba, por lo que si eras un sensible puede que te llevases mal con ella pensando de que es un poco borde. A mí me gusta la gente así..

viernes, 27 de diciembre de 2013

Día 4 / Tarde - ¿A quién quiero?

Eran sobre las ocho de la noche. Caminábamos bajo el mismo paraguas, bajo una lluvia de verano en una ciudad donde la gente va y viene hacía todas las direcciones, las motos predominan en las carreteras y los puestos de comida abundan en cada esquina. Hacía calor, tenía sueño, estaba cansado de caminar todo el día, pero no me importaba... Ella estaba a mi lado.
Llevaba tiempo en aquella red social. Tenía amigos por todo el mundo y agregué a una chica de un país asiático. Era muy simpática y graciosa, más que las demás amigas de aquel país. Hacía muchas bromas, y yo también terminaba bromeando con ella. Un día decidí agregarla en otra red social, y me di cuenta de que no tenía fotos suyas, fotos donde se le viera el rostro. Me dijo que si que había una pero que no me diría cual era. Lo tomé como un reto y empecé a buscarla. Iba recordando detalles de cosas que me había dicho que tenía, como su cámara, hasta que encontré a una chica con la misma cámara.

-¡Te encontré! -Le dije mientras pensaba que no estaba nada mal. Es mi tipo.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Día 4 / Mañana - ¿A quién quiero?

Tenía las manos hacia atrás, y entre sus pequeñas manos estaba mi móvil, un móvil que me había quitado en un descuido. Estábamos en un ascensor, no había nadie alrededor, no había testigos.
-Dámelo -le dije mientras acercaba mis manos a las suyas.
También se acercaban nuestros cuerpos y nuestros rostros. Miraba sus ojos, sus labios, sus pechos <<Qué pechos>>, en eso nuestras miradas no se apartaron y nos quedamos en silencio <<Bésala>>.
Estaba sentado con la portátil viendo la televisión cuando de repente me habla una amiga con la que no hablaba desde hacía mucho tiempo. Una antigua compañera de clase que venía de vacaciones a la ciudad donde vivo actualmente. Me decía que venía por unos meses y que deberíamos quedar para salir por ahí y conocer la ciudad. Yo estaba encantado de volver a verla, eso significaba revivir viejos momentos de cuando vivía en aquella ciudad, hablar de las antiguas amistades y ponerme al día de cómo siguen las cosas.
-¡Genial! Avísame cuando llegas y te iré a ver para salir. Iremos por ahí a conocer sitios y conversar. -Le contesté alegre y emocionado al pensar en volver a verla.
-¡Ok! Ya te aviso. -Dijo cerrando la conversación.
El mensaje de su llegada llegó. Estaba algo emocionado, pensaba que quizás había cambiado, que puede que hasta me guste, que puede que hasta tengamos algo. Quería verla, hablar con ella y contarnos qué había sido de nuestras vidas. Hablamos durante un rato por skype sobre lo que estábamos estudiando y el tipo de cosas que nos gustaban, pero se tuvo que ausentar por unos minutos y me dejó hablando con su hermana menor, siendo esa la primera vez que hablé con ella. Le pregunté casi lo mismo, y es curioso porque tengo una especie de protocolo cada vez que empiezo una conversación con alguien nuevo. Me cayó bien, de hecho me pareció más madura que mi amiga, aunque al final mi amiga volvió y retomamos la conversación, estableciendo la hora a la que nos veríamos.
Fui en bicicleta hasta su casa, tuve que subir una calle bastante inclinada con la bicicleta, y cuando llegué estaba cansado, sudando y muerto de sed. Toqué la puerta sin oír respuesta <<No me habrá hecho venir por nada>>. Volví a tocar <<Si me ha hecho venir por nada me enfadaré>>. Toque más fuerte escuchando un ruido dentro <<Espero que ese ruido sea alguien que venga a abrir>>. Salió una chica de trece años; era mona, tenía una cara redondita, el cabello largo y usaba gafas <<Cómo me encantan las gafas>>. También me fijé en sus pechos bastantes desarrollados para su edad, la cual se reflejaba en su estatura pero no exactamente en su físico.
-¿Está ****? -Pregunté sonriente esperando la obvia respuesta.
-Ahora viene, está dentro -Me contestó mientras me observaba con la típica curiosidad de cuando conoces a alguien.
Tenía una voz algo temblorosa, pero sonaba madura.
-Por favor -Le dije mientras sonreía algo avergonzado por el sudor que se podía observar en mi frente y patillas-, ¿Podrías darme algo de agua?, es que estoy algo cansado y tengo mucha sed.
Me trajo un gran vaso de agua que bebí encantado y con rapidez, y en eso salió ****. Era ella, y no había cambiado en nada, seguía siendo la misma; seguía estando gorda, sus pechos eran pequeños, como si no se hubiesen desarrollado correctamente; usaba ropa de tío, se comportaba como uno, y eso que habían pasado tres años. Sonreí, la saludé con un abrazo y dos besos, hablamos durante un rato hasta que le pregunté si nos podíamos ir. Miré a la chica de trece años, ella era la hermana menor, a la que también invité para que viniera con nosotros.
-¿Vienes con nosotros?.
-Mmmm... no, gracias -Respondió con un rostro que reflejaba claramente que lo que quería era lo contrario.
-Bueno, no pasa nada. La próxima vez será -Le contesté con mi sonrisa característica.
Y así es como la conocí, esa fue la primera vez que la vi. Nunca imaginé que todo iba a cambiar.
Era verano, mi amiga había regresado a su ciudad y yo estaba de regreso de aquella ciudad de Asia. Fui a visitar a la amiga de mi amiga, y de paso también visitar a su hermana menor. Estuvimos hablando sobre mi viaje y la acompañé a hacer recados. Fuimos al edificio donde vivía su tío para entregar un tazón de comida. Al bajar, la amiga de mi amiga decidió bajar por las escaleras, pero yo soy demasiado vago, y la hermana de mi amiga también, por lo que decidimos usar el ascensor. Antes de entrar al ascensor ella me quitó el móvil y entró con rapidez; yo la seguí.
-Dame mi móvil -Se lo ordenaba mientras tendía mi mano esperando a que me lo devolviese.
-No -Me respondió con mirada desafiante, el móvil en sus manos, y una sonrisa.
-Dámelo -Le dije mientras estiraba mi mano hacia las suyas... que las llevaba hacia atrás.
Me acerqué a su rostro y nos miramos fijamente mientras nos quedamos en silencio. <<Joder, que es menor de edad>>. Quería besarla, lo deseaba, pero no lo hice.
Llegamos a la planta baja y me devolvió el jodido móvil. En eso llegó la amiga y continuamos hablando como antes. El resto de la tarde fue normal, me despedí de la amiga, de ella y de sus padres.
A partir de ese día empezamos a hablar por whatsapp. Hablábamos a menudo, a veces me contaba sus problemas. Empecé a apoyarla en ese aspecto, quizás es por eso que ella se fijó en mí. Le daba ánimos, le decía lo genial que era. Al principio simplemente se lo decía para hacerla sentir bien, pero luego me empezó a gustar, y mucho. Poco a poco le iba diciendo más y más cosas, ese tipo de cosas que le dices a las chicas cuando te gustan. Sentía que estaba haciendo el ridículo, y que seguramente ella pensaba que yo era idiota o algo así, más que nada porque no decía nada al respecto, hasta que un día dejó de hablar.

Tengo cinco años más que ella. No es muy alta, es un poco regordeta y tiene una cara redondita. Usa gafas, tiene el cabello oscuro, largo y liso; unos pechos grandes para su edad, y en general un físico bastante desarrollado; es muy irónica y sarcástica, un poco cruel de vez en cuando, llegando a ser borde para algunos; dice lo que piensa y no tiene miedo; es muy inteligente y algo friki. Todo eso es lo que me gusta de ella, sobretodo el hecho de que me sacaba de quicio, y todo empezó ese día en el ascensor.

Pensaba que la había cagado, que no debí haberle dicho nada, y pensé eso durante mucho tiempo, hasta que este verano recibí un mensaje. Era de ella y me pedía perdón por no contestarme las otras veces; había estado ocupada. Me emocioné al ver que me contestaba, y me gustó el que se haya acordado de mí. Entonces volvimos a hablar como antes, aunque esta vez mucho más. Yo seguía diciéndole las cosas que le decía antes, pero ahora me contestaba y hablábamos sobre ello. Le gustaba, lo sabía.
Whatsapp y Skype eran nuestros medios, primero con mensajes para luego pasar a las vídeollamadas, donde siempre le decía que me gustaba y no paraba de mirarla haciendo que se sintiera avergonzada.
-¿Por qué me miras así? -Preguntaba sonrojada y mirando hacia la cámara de vez en cuando.
-Porque sí, porque me gusta verte -Le contestaba casi siempre.
Quizás hacía mal, tengo cinco años más que ella, pero era lo que sentía.
¿Por qué por internet? ¿Por qué sólo chateábamos? Porque ella estaba de vacaciones en la ciudad donde yo antes vivía, estaba con su hermana mayor, y a veces bebía con ella <<Vaya ejemplo de hermana mayor que bebe con su hermanita>>, y ella me hablaba borracha. Un día me dijo aquella palabra que para mí es difícil de decir, y cuando me lo dijo no supe que contestar.
-Te quiero. -Pude leer junto a otros mensajes incoherentes.
Me quedé sin palabras.
-Me quiero acostar contigo -Leí a continuación.
En cierto modo me gustaba la situación; ella me quería, me deseaba, y yo a ella, pero era demasiado. Sólo le dije que se tranquilice y que vaya a dormir, que seguramente se arrepentiría de ello a la mañana siguiente.
-Lo siento, de verdad, lo siento, no sabía lo que decía; estaba borracha. Perdón -Fueron sus palabras al despertarse al día siguiente.
Mi amiga no sabía nada de lo que pasaba, y la menor, al querer consejos, acudió a ella. Mi amigo se enfadó y no quiso saber nada de mí. Tuvimos una charla en la que me le dijo lo que pensaba.
-Eres mayor que ella. Déjala en paz, que viva su juventud, tú puedes tener a cualquiera de tu edad. Si me entero de algo más, si te acercas a ella, se lo diré a su madre para que no la dejen salir <<¿En serio harás que la castiguen y la priven de su libertad?>>. Conversación cuyo final quedó sin zanjarse, dejándome en la vídeollamada solo con la hermana menor.
La vi llorar y quería consolarla, quería estar ahí con ella y que se desahogue en mi hombro, pero sólo me quedaron las palabras. Al final decidió hacerle caso a su hermana mayor, sabía que lo iba a hacer, era lo correcto. Entonces acordamos no hablar más... Pero un día le envié un mensaje.
-Hola. -Le dije, esperando alguna respuesta.
-Hola... ¿Qué pasa? ¿Por qué me hablas? -Me contestó extrañada.
Ella estaba en el avión de regreso a la ciudad, y hablamos un rato respecto a lo sucedido hacía semanas. Después de una larga conversación donde le volvía a decir que me gustaba mucho, le pregunté qué era lo que ella sentía por mí.
-Me encantas -Escribió mientras respiraba nerviosa-. ¿Ahora qué? ¿Qué pasará? -Preguntó mientras yo me sentía mal, muy mal.
-¿Qué es lo que quieres?
-Ahora mismo no quiero nada, pero me gustaría seguir hablando contigo, como amigos, y si después, en unos años, seguimos sintiendo lo mismo, podríamos ver qué pasa -Leí muy a mi pesar.
Tardé en contestar, eso porque realmente quería estar con ella, y mantenerla como una amiga iba a ser muy difícil. La quería como algo más que eso.
-Supongo que lo mejor es no hablar. No podré mantener una conversación sin decirte lo mucho que me gustas, y no creo que podamos ser sólo amigos, al menos será difícil para mí... Bueno, hay que borrar el historial de nuestras conversaciones y ver qué pasa; por si tus padres revisan tu móvil -Le respondí.
No sé por qué volví a hablarle, no lo sé, no sé por qué lo volví a hacer sólo para decirle eso. Me gusta, a pesar de que el tiempo ha pasado. No puedo decir que la quiero... por alguna razón no puedo, pero me gustaría estar con ella, tener algo con ella, sin importar la edad. Quizás no puedo decirle que la quiero por la misma razón por la que no puedo prometer que estaré con ella toda la vida, porque ni siquiera sé lo que pasará mañana. Ella aún es muy joven, puede conocer a alguien que le haga sentir mejor de lo que le he hecho sentir yo. No quiero que se atasque, quiero que sea feliz; quiero que viva.

Después de unos meses sus padres me invitaron a su cumpleaños, al cual no fui porque iba a ser raro. Pero fui el día siguiente a dejarle el regalo, una manualidad; aquel verano había aprendido a hacer manualidades, y se lo comenté a ella, pero cuando lo hice le prometí que le regalaría una, por lo que una promesa es una promesa. Al llegar a su casa su padre me abrió la puerta y me invitó a pasar.
-¡Mira quien ha llegado, el amigo de A********! -Exclamó el padre mientras yo caminaba tras él.
-¡Ey, hola! ¿Cómo estás? -Preguntó la madre mientras me saludaba-. Voy a llamar a A********.
El padre se metió a su habitación y no volvió a salir, pero la madre fue a buscar a su hija, y cuando salió dijo:
-Dice que ya sabía que ibas a venir, pero no nos había dicho nada.
-¿En serio? -Pregunté extrañado- No le había dicho nada, quizás estamos conectados telepáticamente -Dije riendo.
Me senté a hablar con su madre sobre la reciente celebración del cumpleaños de su hija. Después de unos minutos ella salió <<Seguro que te has cambiado de ropa y te has puesto guapa para mí>> con cara de sorpresa.
-<<¿Qué haces aquí? Se suponía que no vendrías, se suponía que no hablaríamos>> -Podía leer en sus ojos.
Yo me ponía de píe y me acercaba para saludarla con dos besos húmedos en sus mejillas carnosas, mientras que con la mirada nos decíamos otra cosa.
-¿Qué tal? ¿Cómo estás? -Le pregunté.
-Bien... -Lo dijo mientras podía ver en sus ojos la extrañeza de verme ahí.
Hablábamos a ratos, sólo cuando su madre se iba a hacer alguna cosa que otra, y me contaba lo que sus amigas hacían, mientras su padre roncaba en su habitación.
-<<Espero que tú no seas como las guarras y asquerosas de tus amigas, por favor no>> -Pensaba con las cosas que decía sobre ellas.
Al entregarle el regalo le dije que podía abrirlo, pero no lo hizo, dejándolo ahí. Su madre me ofreció un trozo de tarta y unas cosas para picar. No tenía hambre pero no quería rechazarlo y terminé el trozo que me dio. Se hacía tarde y decidí que ya era hora de irme, poniéndome de pie y metiendo en mi mochila la comida que su madre me ofreció. Volví a mirarla para despedirme con dos besos <<Cómo quiero comerte la boca>>.
Mientras bajaba aquella inclinada calle, dirigiéndome al metro, pensaba en cómo había ido, y la verdad es que me sentía bien, me sentía que me iba triunfante del lugar, cayéndole tan bien a sus padres y sorprendiéndola de ese modo.
-<<Tengo a su familia>> -Pensé.

Día 4 / Madrugada - ¿A quién quiero?

Estábamos solo los dos bebiendo chupitos de tequila. Lamimos la sal y por un momento se cruzaron nuestras miradas. Bebimos el chupito y fruncimos el ceño por el sabor del alcohol. Mordimos el limón y sonreímos mientras el calor bajaba por nuestra garganta.
-¿Otro? -Le pregunté con una gran sonrisa y una mirada juguetona, esperando su respuesta obvia.
-Como quieras -Me contestó con una sonrisa chula, como diciendo que no podré contra él.
Después de 7 chupitos y unos cuántos vasos de cerveza yo ya estaba hecho polvo. Él resistía.
Esa noche no había nadie en mi casa, esa noche podría irme con él; esa noche podría ser la noche.
Estoy sentado haciendo el trabajo de clase. No me sale nada por lo me reclino en mi silla y miro hacía la derecha. Un cruce de miradas instantánea con él, pero se gira y mira hacia su trabajo. No pensé en nada.
Volvió a ocurrir lo mismo una y otra vez, pero ahora me pregunto por qué mira, y a la vez empiezo a mirarle con otros ojos. Empiezo a mirarle con los mismos ojos con los que veía a las chicas cuando me gustaban. Yo soy un chico, él es un chico -Quiero estar con él.

domingo, 1 de diciembre de 2013

Día 3 - ¿Qué hago?


Este es el último año de la carrera que elegí, y la verdad es que me está yendo de pena.

No tengo ánimos de estudiar ni de hacer nada relacionado con ello. Cada día que me levanto temprano para ir a clases me pregunto por qué lo hago. Los años anteriores me iban bastante bien, pero ha sido llegar este año, el último, y darme cuenta de que no es lo que quiero. Envidio a algunos de mis compañeros cuando les veo y se ve que aman lo que hacen; lo disfrutan. Yo quiero eso, y no lo siento.

viernes, 14 de diciembre de 2012

Día 2 - Muerte

Yo estaba frente al ordenador, mi madre y mi hermana en la sala viendo la televisión, mi padre durmiendo en su habitación, y mi tío durmiendo en la suya.

Eran las 00:39 horas. Yo estaba en la comodidad de mi cama viendo American History X. Me encanta esa película. En eso sonó el teléfono. Sentí como el tiempo se paralizaba, por alguna razón me imaginaba quien llamaba y el mensaje que traería. Era mi tía -Joder-. Mi madre cogió el teléfono, y me quedé esperando respuesta a la contestación -Joder, no-. De repente pude oír un no que se apagó de golpe por un llanto. Mi madre empezaba a llorar desconsolada. Era lo que ya estaba esperando desde no hace mucho... Mi abuela había fallecido.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Día 1 - Inicio


Después de pensarlo un rato decidí abrir este blog simplemente para escribir lo que he vivido, he pensado, pienso y vivo.

No sé si alguno de vosotros ha sentido esa necesidad de contarle a alguien lo que siente o vive pero no lo hace por el simple hecho de que siempre veréis a esas personas a quienes se lo contarás. Pues el objetivo de este blog es contaros ese tipo de cosas sin que sepáis quién soy. Este blog será una especie de diario en el que iré escribiendo mi aburrida vida para dejar de sentir esa necesidad de expresárselo a alguien. Además de eso, vosotros también me podéis mandar vuestras aventuras; vuestros secretos, sin necesidad de decirme quienes sois, y yo la publicaré.

Toda esta necesidad de expresarme comenzó este año a raíz de un viaje (que contaré más adelante) y de lo que empecé a sentir en aquel viaje. Diría que ese viaje me cambió un poco y se convirtió en una de mis mejores experiencias, deseando volver a hacerlo. En cierto modo, la necesidad de expresarme por este medio también está en que no soy muy expresivo a la hora de mostrar mis sentimientos, mezclando mi timidez y el hecho de que no me gusta que la gente sienta lástima o pena por mí.

Creo que podría identificarme como alguien raro y algo frío a la hora de expresarse, pero en el fondo creo que puedo llegar a ser muy sensible, o quizás es que la mayoría de personas que me rodean exageran sus emociones, lo que me lleva a pensar que soy de ese modo. No estoy seguro... vosotros podréis ir conociéndome a raíz de lo que os cuente.