domingo, 29 de diciembre de 2013

Día 4 / Noche - ¿A quién quiero?

Estoy sentado en el sillón viendo la televisión, mientras ella consulta su móvil en el sofá. Hay silencio. Nadie dice nada.
-Ahora vengo -Lo dijo mientras se ponía en píe con una mirada puesta en mí y una sonrisa.
Empezó a caminar por el pasillo hacía su habitación con un andar algo coqueto -Buen culo, pensaba mientras la seguía con la mirada-. Se detuvo unos instantes en la puerta de su habitación y me miró con una sonrisa que apenas y se notaba mientras entraba -Entraré... a su habitación... y en ella.
Ya se habían organizado muchas otras quedadas de esta red social en otras partes del mundo, y ahora era el momento de la ciudad en la que vivo. Sólo somos tres usuarios los que quedaremos. Yo soy el menor, y por lo que yo sé, las otras dos usuarias son mucho más mayores que yo.

Estaba nublado pero tenía calor, y parecía que iba a llover, por suerte habíamos quedado en un restaurante por el centro de la ciudad. Cuando llegué las vi sentadas, las saludé y me incorporé. Era la primera vez que las veía y, de las dos, ella fue la que destacó. No se callaba nada, decía lo que pensaba, por lo que si eras un sensible puede que te llevases mal con ella pensando de que es un poco borde. A mí me gusta la gente así..

Fue un buen día, una buena quedada. Las dos son personas geniales pero sólo volví a quedar con ella. Aquella mujer que destacó. Fuimos a ver un evento por el centro de la ciudad. Había preparado unos bocadillos para los dos, cuando decidimos ir a comerlos dejé que vaya delante. Llevaba unos tejanos ajustados y una camiseta larga como un vestido que se ceñía hasta donde terminaban sus nalgas permitiéndome apreciar su culo. Me gustaba lo que veía.

En general pasamos la tarde caminando y hablando, aunque muy poco. No sabía qué hablar con alguien mayor que yo. Nunca antes había quedado con alguien de su edad. Era un poco raro y diferente, pero aún así no me sentía tan incómodo. No volví a quedar con ella en lo que quedaba de año, sino que volvimos a quedar dos años después.

Un día recibí un mensaje suyo diciéndome que había una feria cerca de su casa, y que me pasara para dar una vuelta y comer algo. Al día siguiente tenía un examen importante pero me dio igual y fui al encuentro. Esta vez hablamos más, probablemente porque ya había más confianza, nos reíamos e intercambiamos palabras con más facilidad. Nos contábamos experiencias divertidas y momentos no tan divertidos. Ahora me sentía mucho más cómodo con ella, y parecía que ella también conmigo.

A partir de ese momento empezamos a quedar más, y siempre que lo hacemos me invita a comer o a cenar. Me lleva a museos y a conocer sitios de la ciudad en la que vivimos. Quedamos en que yo era su sobrino, por la edad. Me decía que fuese a visitarla a su trabajo. No sabía si ir o no, más que nada porque no sabría qué hacer allí. Pero fui, y me presentó como su sobrino para que no haya malentendidos. A partir de ese día empecé a ir casi cada día a su trabajo, me hice amigo de sus compañeras, y además me gustaba lo que se hacía allí: manualidades.

Ella es una mujer madura, mucho mayor que yo, de hecho me dobla la edad, por lo que el hecho de pensar de que se fije en mí era ridículo. Para mí era como un amor platónico. Y digo platónico con el verdadero significado de la palabra. Me gusta mucho su forma de ser, se diría que estoy enamorado de su persona. Es una mujer muy inteligente que sabe lo que quiere y lo que tiene. Es alguien que se aleja de mi liga. Pero poco a poco ese platonismo se ha ido desvaneciendo y se ha convertido en un deseo.

El que quedemos para beber algo, comer o cenar era común, pero las cosas iban cambiando poco a poco. La confianza iba creciendo y la forma en la que la veía se iba distorsionando.
-Soy mayor que tú -Me decía de vez en cuando.

Estábamos bebiendo cerveza y picando unas tapas, y en un momento empezamos a reírnos por algo.
-Eres mala -Dije mientras reía por una historia que me había contado.
-Soy mala, pero sexy -Contestó con una sonrisa pícara y una mirada directa hacía mí.
Nuestras miradas se cruzaron y se quedaron fijas, fue extraño. Era diferente; era nuevo -Llévame a tu piso, a tu cama y enséñame-. Aparté la mirada y reí.
-¿Qué pasa, por qué te ríes? -Preguntó mientras sonreía.
-Nada -Ya todo había pasado.

Le acompañé hasta la esquina de su casa donde nos despedimos con dos besos <<Eres mala>>, para luego alejarme caminando lentamente mirando a las personas con una sonrisa tonta debido al alcohol <<Soy mala, pero sexy>>, y llegar a la estación de metro y marcharme a casa <<¿Qué pasa, por qué te ríes?>> leyendo Tormenta de Espadas <<Nada>>.

Estábamos en un evento importante de la ciudad, donde pasamos la mayor parte de ese evento cogidos de la mano, sólo porque el evento lo requería. Al terminar empezamos a pasear por la avenida mientras veíamos como la gente celebraba.
-¿Quieres venir a casa? -Me preguntó mientras apartaba un poco la mirada, pero volviéndola a recuperar rápidamente.
Era una mirada un tanto confusa, como esperando una respuesta afirmativa pero a la vez con algo de miedo por si lo que escuchase fuese una negativa.
-Vale -Le contesté mientras pensaba en que quizás algo interesante iba a pasar ese día.

Miradas lascivas. Una vez en su casa, cuando se ponía de píe y entraba a su habitación, había un cruce de éstas miradas momentáneas -¿Por qué me mira de esa forma?-. Parecía como si tratase de decirme algo, pero si lo que esperaba era que yo tome la delantera... se equivocaba. Soy un chico muy tímido, que no da el primer paso por miedo a que le rechacen. <<Soy mayor que tú>>. Esas palabras venían a mí con cada mirada lasciva.
-Bueno, creo que ya es hora irme -Le dije mientras me ponía de pie con una sonrisa decepcionada de mí mismo.
A la hora de despedirme intenté darle dos besos. El primero fue bastante incómodo, tanto que no supimos en qué lado hacerlo. Pero el segundo fue un beso rápido por su parte. Pude sentir sus labios húmedos chocar con rapidez contra mi mejilla izquierda.

Siempre me dejaba claro que nunca podría haber algo entre nosotros.
-Soy mayor que tú, podría ser tu madre -Me dijo más de una vez.

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